La humanidad tiene una larga tradición de tolerar el infanticidio.
[This article is a Spanish translation of “Humanity has a long history of condoning infanticide” courtesy of volunteer Pablo Caballero. If you’re interested in volunteering to translate our content, please complete our volunteer survey.]
Esta publicación fue escrita originalmente por Monica Snyder.
En noviembre de 2017, la revista digital Aeon publicó “Infanticidio”, un artículo que presenta un panorama histórico de esta práctica en todas las culturas. Algunos pasajes me llamaron la atención. Aquí hay un resumen de TikTok y debajo está la versión de la publicación del blog.
Por ejemplo (énfasis añadido):
Si hay algo en lo que todavía podemos estar de acuerdo en esta era de polarización política, es que la vida de un niño es sagrada. Un tiroteo masivo, un ataque aéreo o un desastre natural en el que mueren niños se considera mucho peor que uno en el que solo mueren adultos. Cuando el especialista en ética Peter Singer sugirió que, en teoría, la vida de un bebé podría ser menos digna de protección que la de un adulto porque su conciencia está menos desarrollada, hubo airados llamados para que perdiera su trabajo.
Suena familiar.
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A través del tiempo y la cultura, las sociedades humanas han practicado ampliamente el infanticidio.
La autora, Sandra Newman, argumenta que mientras algunos creen que el instinto de proteger a nuestros jóvenes es un imperativo evolutivo, hay bastantes ejemplos en el reino animal que sugieren lo contrario. En circunstancias que amenazan la supervivencia, otras especies no sólo matan a sus crías, sino que incluso se las comen.
A través del tiempo y de las culturas, los humanos también han practicado ampliamente el infanticidio cuando está en juego la supervivencia ya sea la supervivencia del bebé o la supervivencia de una familia o comunidad con recursos limitados. Newman enumera cuatro factores que consistentemente contribuyen a las tasas más altas de infanticidio:
- Si el bebé es deforme o prematuro
- Si la madre ya tiene otros hijos
- Si el bebé es ilegítimo
- Si el bebe es una niña
De nuevo, énfasis añadido:
Los bebés enfermos o deformes siempre han sido vulnerables al infanticidio por la misma razón, y muchas culturas tienen la reconfortante superstición de que no son humanos reales; en la Europa medieval, se les llamaba ‘cambiantes’; en África, ‘bebés brujos’ o ‘niños espíritu’. Como tal, podrían ser abandonados o asesinados sin culpa.
Otra idea que he escuchado antes. Más énfasis añadido:
Los padres facilitan la matanza de un recién nacido convenciéndose de que aún no es un niño. Esta idea del infante prehumano a menudo se formaliza en el ritual. En la antigua Atenas, no se podía matar a un niño después de haber tenido su anfidromia, es decir la ceremonia que se celebraba una semana después de su nacimiento, para darle un nombre. En los primeros tiempos de Escandinavia, era ilegal matar a un niño después de haberlo bautizado o haber recibido comida. En todo el mundo cristiano, el bautismo probablemente siguió siendo un punto de corte para muchos padres; Todavía en el siglo XVII, los registros bautismales a menudo muestran una sospechosa mayoría de bebés varones, con muchas niñas siendo desechadas discretamente por sus padres antes de ser presentadas a la comunidad.
Históricamente, el infanticidio fue aceptado o al menos ignorado.
Comentando la practica de abandonar a recién nacidos en History of European Morals from Augustus to Charlemagne (1869), William Lecky dice: ‘Se practicaba en una escala gigantesca con absoluta impunidad, notada por escritores con la más frígida indiferencia y, al menos en el caso de padres indigentes, considerado un delito muy venial’.
En el debate moderno sobre el aborto en los Estados Unidos, las personas proaborto a veces opinan sobre cómo creen que se comportarían si creyeran, como afirman creer los provida, que el aborto está matando a seres humanos valiosos. Pero creo que la mayoría de las personas a favor del aborto no se hace el concepto de lo que es ver una atrocidad contra los derechos humanos que es legal, ampliamente aceptada socialmente y defendida con vehemencia.
Realmente no tenemos que imaginar cómo reacciona la mayoría de la gente ante tales situaciones. De los que no defienden activamente el problema, muchos miran para otro lado. En este artículo de Aeon, vemos que incluso matar a bebés ya nacidos ha sido históricamente aceptado o al menos ignorado.
Si las personas encaran directamente a un problema de derechos humanos, por lo general encuentran formas de luchar dentro de los sistemas sociales aceptados, porque salirse demasiado de esas normas a menudo gana poco y cuesta mucho. (Hay muchos ejemplos de este enfoque con el abolicionismo estadounidense, como las campañas de envío de correos y la legislación que permite un cambio gradual). El infanticidio parece no haber sido una excepción, y las comunidades a menudo miran hacia otro lado o, si imponen repercusiones legales, suavizan la situación.
A menudo, las sociedades tratan el homicidio de recién nacidos como si no fuera un asesinato. En muchos ordenamientos jurídicos, el que una madre mate a un recién nacido es un delito distinto del homicidio y castigado con menor severidad, mientras que el asesinato de un bebé por parte de su padre no lo es.
Este pasaje se hace eco de parte de la discusión actual sobre las repercusiones legales para las mujeres que buscan un aborto. Incluso con bebés nacidos, históricamente las sociedades han adoptado un enfoque más moderado de las penas por infanticidio que por otros tipos de homicidio, tal vez en reconocimiento de los conflictos y presiones del embarazo y el período posparto.
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Nada de esto quiere decir que la sociedad fuera indiferente al hecho de matar niños. Al contrario, Newman habla de la necesidad de los padres de deshumanizar primero a los recién nacidos destinados a ser matados, así como de la preferencia de la sociedad por hablar del fenómeno sólo como “un crimen raro y chocante, o una práctica atroz de extranjeros, aun cuando en realidad se trata de algo que ocurre desde siempre en sus propios barrios”. El infanticidio fue lo suficientemente horroroso como para que la gente se resista a reconocerlo.
En los años 1700, el movimiento de hospitales para niños abandonados comenzó a intentar resolver el problema, pero con un éxito mínimo. Según Newman, las tasas de infanticidio no comenzaron a disminuir realmente hasta la popularización de los condones. “Dejamos de matar a nuestros bebés solo cuando empezamos a tener menos”.
Hay ideas contrapuestas sobre cómo el infanticidio se relaciona con el aborto.
Newman especula que el infanticidio podría regresar con los esfuerzos para hacer ilegal el aborto junto con la restricción del acceso al control de la natalidad. Esto suena parecido a los argumentos que hacen algunos defensores del aborto cuando dicen que las leyes contra el aborto, paradójicamente, harán que aumenten las tasas de aborto. Usualmente citan a investigaciones que sugieren que las restricciones en la contracepción pueden conducir a tasas más altas de embarazo no deseado y, por lo tanto, a tasas más altas de aborto, y argumentan que los regímenes conocidos por restringir el aborto a menudo también tienen un acceso más restringido a la contracepción.
Pero los dos no tienen que ir de la mano. De hecho, múltiples estudios en los EE. UU. han encontrado que las restricciones al aborto por sí solas están asociadas con una mayor aceptación de métodos de contraconcepción y, por lo tanto, con tasas más bajas de embarazos no deseados. Es probable que los esfuerzos para hacer que el aborto sea ilegal, si se combinan con el mismo o mayor acceso al control de la natalidad, disminuirían no solo las tasas de aborto sino también las tasas de embarazo no deseado y, por lo tanto, el infanticidio.
Mientras tanto, los argumentos para justificar el aborto a menudo coquetean con la justificación del infanticidio. Vemos esto con los llamados a favor del aborto electivo legal incluso en el tercer trimestre, los argumentos de que no todos los humanos son personas con derecho a la vida (particularmente los argumentos que basan la facultad de ser persona en la función cognitiva), e incluso los llamados directos a un enfoque más suave del infanticidio en sí mismo (busquen en esta página la frase “bebé defectuoso”).
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